En este documento se narra El Autootorgamiento de Micael en Urantia
El Libro de Urantia. Documento 120.
Autor: Mantutia Melquisedek
El Documento 120 de El Libro de Urantia es un relato de enorme profundidad espiritual y cósmica. En él, un Melquisedek revela los acontecimientos previos al Autootorgamiento de Micael de Nebadon en Urantia, explicando las razones y el propósito de su encarnación como Jesús de Nazaret.
Este post no es una transcripción literal del documento, sino un resumen enriquecido que busca sintetizar sus enseñanzas de manera clara y accesible, sin perder su riqueza conceptual.
A través de esta síntesis, exploraremos los eventos clave, las decisiones trascendentales y el impacto de este Autootorgamiento en la evolución de Urantia y del Universo de Nebadon.
El objetivo es ofrecer al lector una comprensión estructurada y profunda del mensaje central del Documento 120.
Para ello, seguiremos la misma división temática del texto original, presentando cada sección con una narrativa fluida y enriquecida, acompañada de ilustraciones que ayuden a visualizar su significado.
Con esta base, nos adentramos en la historia del séptimo y último Autootorgamiento de Micael, el acontecimiento que marcó el destino de nuestro mundo y consolidó su soberanía sobre Nebadon.
Introducción: El Autootorgamiento de Micael en Urantia
Antes de relatar los acontecimientos previos al nacimiento de Jesús en Urantia, un Melquisedek, encargado por Gabriel, presenta el contexto de este evento trascendental.
Como director de la comisión reveladora, explica que cada Hijo Creador debe someterse a siete Autootorgamientos para completar su soberanía universal.
Para Micael de Nebadon, su séptimo y último Autootorgamiento ocurriría en Urantia, bajo la forma de un mortal del dominio material.
Hasta ese momento, ya había experimentado la vida en seis tipos diferentes de criaturas inteligentes de su Universo, obteniendo una valiosa experiencia en cada etapa.
No obstante, su verdadera soberanía universal solo podría lograrse tras haber vivido en la semejanza de sus seres humanos más humildes, aquellos con la existencia más limitada.

Un doble propósito
El Melquisedek explica que el Autootorgamiento de Micael tenía dos objetivos fundamentales:
1. Comprender plenamente a sus criaturas . Un Hijo Creador puede gobernar su Universo por derecho propio, pero solo puede hacerlo con sabiduría y perfección si ha vivido como sus propios seres creados.
2. Obtener la soberanía máxima , no solo como Hijo Creador, sino también como un representante supremo de la Trinidad del Paraíso.
Para lograr esto, cada uno de sus Autootorgamientos previos había sido una sumisión progresiva a las voluntades de las Deidades del Paraíso, en la siguiente secuencia:
1º: Se subordinó a la voluntad del Padre, el Hijo y el Espíritu.
2º: A la voluntad del Padre y el Hijo.
3º: A la voluntad del Padre y el Espíritu.
4º: A la voluntad del Hijo y el Espíritu.
5º: A la voluntad del Espíritu Infinito.
6º: A la voluntad del Hijo Eterno.
7º (en Urantia): A la voluntad del Padre Universal.
De este modo, al completar este último Autootorgamiento, su soberanía sería legítima y plenamente iluminada por la sabiduría de la experiencia.
En lugar de gobernar con autoridad arbitraria, lo haría con la profunda comprensión de todas las perspectivas : la de las Deidades del Paraíso y la de sus propias criaturas.
Preparación para el Autootorgamiento
Tras tomar la decisión de encarnarse en Urantia, Micael llevó a cabo una serie de preparativos previos :
1. Se reunió con Gabriel , su fiel ejecutivo, para transferirle ciertas responsabilidades.
2. Cedió su autoridad temporalmente a Emanuel , su hermano mayor y consejero Paradisiaco. Éste ganando la administración del Universo durante el tiempo que durará el Autootorgamiento.
3. Recibió instrucciones especiales de Emanuel, quien actuaba en nombre del Padre Universal.
Micael eligió actuar completamente a la voluntad del Padre en esta encarnación. Este acto de humildad le permitiría experimentar la vida del hombre mortal y la voluntad divina en su máxima expresión .
Un Universo asegurado
Antes de partir, Micael recibió una doble garantía que le permitió encarar su misión con tranquilidad:
1. Emanuel gobernaría Nebadon con total autoridad en su ausencia.
2. Los Ancianos de los Días decretaron la seguridad completa de su Universo mientras él estuviera en Urantia.
Así se inició el marco para uno de los eventos más significativos de la historia cósmica: el descenso de Micael de Nebadon a la Tierra, donde viviría plenamente la existencia humana, con el propósito de revelar plenamente al Padre Universal.
1. El Séptimo Cometido de Autootorgamiento
Micael de Nebadon se encontraba ante la culminación de su plan para alcanzar la soberanía plena y suprema sobre su Universo.
Seis veces antes había descendido a diferentes órdenes de sus propias criaturas para conocerlas desde dentro, viviendo como ellas, experimentando sus límites y comprendiendo sus desafíos.
Ahora, solo quedaba un último paso: encarnarse como un ser humano en Urantia, el planeta que sería el escenario de su Séptimo Autootorgamiento.
Este acto no era un mero requisito para su autoridad, sino la consumación de su propósito divino.
Gobernar un Universo, más allá de simplemente ejercer poder, es conocer a fondo las experiencias de aquellos que lo habitan.
Micael no buscaba la soberanía por derecho, buscaba la experiencia auténtica . Y en Urantia, viviría la prueba definitiva.
El desafío para Micael de Nebadon de elegir Urantia para su séptimo y final Autootorgamiento
El Hijo Creador pudo haber elegido un mundo más desarrollado espiritual y moralmente para su último Autootorgamiento.
Sin embargo, Urantia se encontró en una situación espiritualmente desafiante, marcada por la rebelión de Lucifer, la ausencia de un gobierno planetario unificado y la confusión filosófica y religiosa.
Precisamente por estas razones, Urantia se convirtió en el escenario idóneo. No sería un lugar fácil, pero sí el mejor laboratorio para revelar al Padre Universal a una humanidad dividida y en necesidad de guía.
Micael viviría como un hombre, restauraría la verdad espiritual en un mundo sumido en la incertidumbre.
El significado del Autootorgamiento
Cada uno de los seis Autootorgamientos anteriores había sido una experiencia de servicio y sacrificio, pero ninguno había implicado la total renuncia al conocimiento y poder divinos.
En esta ocasión, Micael se sometería a la más extrema de las pruebas :
1. Nacería como un ser humano sin recuerdos de su divinidad. Esto resulta difícil para un espíritu tan elevado.
2. No tendría acceso consciente a sus atributos como Hijo Creador.
3. Enfrentaría la existencia con las mismas limitaciones que cualquier mortal.
Lo que haría de este Autootorgamiento algo supremo no era únicamente su carácter final, sino que constituiría la prueba más auténtica de confianza en el Padre Universal.
Micael aceptaría vivir enteramente bajo las condiciones de una criatura del tiempo y del espacio, aprendiendo y descubriendo progresivamente su identidad y su misión.
El momento decisivo
Antes de partir hacia Urantia, Micael transfirió la administración del Universo a Emanuel, su hermano Paradisiaco.
Esto significaba que, durante el tiempo que durara su Autootorgamiento, él no intervendría ni influiría en los asuntos de Nebadon.
Sería, por completo, un hombre entre los hombres.
En este punto, Micael se despidió de su estado divino consciente y se preparó para iniciar el último acto de su plan supremo.
Lo que sucedería en Urantia cambiaría su destino y el de incontables generaciones de seres en todo el Universo.

2. Las Limitaciones que supuso el Autootorgamiento a Micael en Urantia
El Autootorgamiento en Urantia implicaba una renuncia sin precedentes para Micael de Nebadon.
Aunque en sus seis Autootorgamientos anteriores había asumido la forma de distintas criaturas de su Universo, en esta ocasión experimentaría la existencia humana sin intervención consciente de su divinidad.
Antes de su encarnación, Micael recibió instrucciones de Emanuel, quien le recordó las condiciones esenciales bajo las cuales debía vivir en Urantia.
Estas directrices no eran simples restricciones, sino principios que garantizarían la autenticidad de su vida como ser humano.
1. Crecer como un ser humano auténtico
Emanuel le aseguró que el proceso de encarnación ya había sido preparado de acuerdo con las leyes divinas.
Micael nacería y crecería en Urantia como un hijo del reino, completando su educación y madurando sin recordar su naturaleza celestial.
Su vida estaría completamente regida por las mismas condiciones y limitaciones de cualquier otro ser humano. No contaría con privilegios especiales ni recibiría asistencia celestial directa.
Su desarrollo dependería de sus propias elecciones y experiencias, siguiendo siempre la voluntad del Padre Universal.
2. Adjudicar la rebelión de Lucifer como Hijo del Hombre
Emanuel también le aconsejó que, una vez alcanzara la plena consciencia de su identidad divina, resolviera de manera definitiva la rebelión de Lucifer en el sistema de Satania.
La gran ironía de este acto radicaba en que Micael, quien antes se había negado a destruir arbitrariamente a los rebeldes usando su poder como Hijo Creador, ahora pondría fin a su insurgencia desde la posición más humilde posible: la de un hombre mortal.
Desde la perspectiva cósmica, este desenlace tenía un profundo significado. Micael demostraría que la verdad, la justicia y la fe en el Padre Universal eran más poderosas que cualquier autoridad impuesta por la fuerza.
Al enfrentar y vencer a Lucifer y Caligastia como un simple hombre, toda su creación comprendería la legitimidad suprema de su soberanía.
3. Aceptar el título de Príncipe Planetario de Urantia
Tras la conclusión de su Autootorgamiento, Emanuel recomendó a Micael que aceptara el título de Príncipe Planetario de Urantia como un reconocimiento eterno por la misión cumplida en este mundo.
Además, le sugirió que tomara las medidas necesarias para sanar el daño espiritual causado por la traición de Caligastia y la falla de Adán y Eva.
Su vida en Urantia revelaría al Padre Universal y traería una nueva era de restauración espiritual para la humanidad.
4. Iniciar un juicio dispensacional y otorgar el Espíritu de la Verdad
En respuesta a su solicitud, Emanuel confirmó que su Autootorgamiento culminaría con un juicio dispensacional, lo que significaba:
– El cierre de una era planetaria.
– La resurrección de los mortales sobrevivientes dormidos.
– El establecimiento de una nueva dispensación espiritual con la llegada del Espíritu de la Verdad.
Este evento marcaría un antes y un después en la evolución espiritual de Urantia, permitiendo que todas las almas del planeta recibieran la guía interna del Espíritu de la Verdad y estuvieran en contacto más directo con el Padre Universal.
5. Actuar como un maestro y guía espiritual
Emanuel insistió en que la labor principal de Micael en Urantia debía ser la de un maestro. Su enseñanza debía centrarse en la liberación espiritual de los hombres, iluminando sus almas y llevándolos hacia una comprensión más profunda de Dios.
Su misión debía abarcar distintas dimensiones del ser humano:
– Espiritual: Enseñar la relación con el Padre Universal.
– Intelectual: Iluminar la mente y liberar a la humanidad de la ignorancia y el miedo.
– Moral y social: Inspirar a la humanidad con su vida de servicio y amor.
– Física: Atender, en la medida de lo posible, al bienestar y la salud de sus semejantes.
No llegaba como un gobernante ni como un libertador político, sino como el ejemplo vivo de una vida dedicada enteramente al Padre.
6. Restaurar la conexión entre el hombre y Dios
El planeta de su Autootorgamiento había sufrido los efectos de la rebelión, separando a la humanidad de la plena comunicación con Dios.
Micael debía restaurar esa conexión a través de su vida y de su mensaje.
Con su presencia en Urantia, abriría el camino para que el Ajustador del Pensamiento pudiera trabajar de manera más efectiva en los corazones de los hombres.
Su existencia demostraría el potencial divino dentro de cada ser humano y cómo la voluntad del Padre puede manifestarse en la vida de cada individuo.
7. Vivir su vida como una inspiración para todo Nebadon
Su Autootorgamiento en Urantia beneficiaría a la humanidad y serviría como ejemplo y enseñanza para todo el Universo.
Su vida no debía interpretarse únicamente como un modelo para los mortales de Urantia, sino como una inspiración para todas las criaturas del tiempo y el espacio.
Cada ser del Universo de Nebadon, sin importar su naturaleza, vería en la vida de Micael la máxima expresión del amor, la verdad y la voluntad del Padre Universal.
8. Revelar al Padre Universal y al hombre en una nueva luz
El propósito supremo de su encarnación consistía en revelar a Dios a los hombres y a los hombres a Dios.
Por primera vez, la humanidad vería en su vida una imagen perfecta del Padre Universal, manifestada en la existencia de un ser humano real.
Al mismo tiempo, su experiencia demostraría ante todas las inteligencias celestiales hasta dónde puede llegar un ser humano en su comunión con Dios.
Viviría la unión perfecta entre la voluntad del hombre y la voluntad del Creador, mostrando el ideal supremo de la evolución espiritual.
9. Mantener su libre albedrío hasta el final
Emanuel le recordó que, aunque viviría y actuaría como un hombre común, su naturaleza divina permanecería unida a su personalidad mortal.
Desde el momento en que recibiera su Ajustador del Pensamiento, tendría la capacidad de poner fin a su encarnación voluntariamente.
Sin embargo, debía abstenerse de utilizar su voluntad divina para alterar el curso natural de su vida en Urantia.
Esta directriz garantizaba que su experiencia fuera genuinamente humana.
Debía confiar en el Padre Universal en todo momento, sin recurrir a su poder como Hijo Creador para solucionar sus dificultades o evitar el sufrimiento.
3. Los Consejos y las Admoniciones Adicionales de Emanuel a Cristo Micael
Antes de partir hacia Urantia, Micael de Nebadon se presentó ante Emanuel, su hermano Paradisiaco y consejero en la administración del Universo.
Este encuentro no fue una mera formalidad. Emanuel, como representante del Padre Universal, impartió una serie de consejos y directrices que guiarían a Micael durante su Autootorgamiento.
El propósito de estas indicaciones era ofrecerle pautas para vivir una vida plenamente humana sin desviarse de la misión.
Al someterse a la voluntad del Padre Universal, Micael debía experimentar la existencia terrenal como un hombre auténtico, sin ningún privilegio divino que lo diferenciara de los demás mortales.
1. Vivir en la realidad de un ser humano
Emanuel le recordó que en Urantia no debía aparecer como un ser sobrehumano.
Su propósito no era asombrar a la humanidad con manifestaciones de poder divino, sino revelar al Padre Universal a través de una vida ejemplar.
Para ello, debía:
– Aceptar las condiciones humanas sin intervención especial de su divinidad.
– Aprender y desarrollarse progresivamente, como cualquier otro ser humano.
– Evitar imponer su autoridad sobre los demás por medio de su origen celestial.
El éxito de su Autootorgamiento dependía de su capacidad de vivir como un hombre real, sin recurrir a sus atributos de Hijo Creador.
2. Revelar al Padre Universal
Micael no encarnaría en Urantia para establecer un sistema teológico complejo ni para imponerse como un líder político o militar.
Su misión central consistía en mostrar a la humanidad el verdadero carácter del Padre Universal.
Esta revelación no se lograría a través de doctrinas, sino mediante su vida misma. Su amor, compasión, justicia y sabiduría serían la expresión viviente de la naturaleza divina.
Emanuel enfatizó que su enseñanza debía centrarse en:
– El amor del Padre por todas sus criaturas.
– La relación personal de cada individuo con Dios.
– El despertar espiritual basado en la fe y no en reglas dogmáticas.
3. No morir como un sacrificio
Uno de los puntos más importantes de la instrucción de Emanuel fue que Micael no debía considerar su muerte como un sacrificio por los pecados de la humanidad.
Aunque su misión lo llevaría a enfrentar el sufrimiento y la incomprensión, su propósito era vivir una vida reveladora del Padre, no morir como parte de un ritual expiatorio.
Urantia, influenciada por muchas tradiciones religiosas primitivas, aún sostenía la idea de que los dioses requerían sacrificios para otorgar su favor.
Emanuel dejó claro que esta visión era errónea y que la misión de Micael no debía reforzar tales creencias.
4. Confiar plenamente en el Padre Universal
Durante su vida en Urantia, Micael enfrentaría desafíos y pruebas sin recordar conscientemente su naturaleza divina. Por ello, la confianza en el Padre Universal debía ser su mayor fortaleza.
Emanuel le recordó que, si bien su camino no estaría libre de dificultades, nunca estaría realmente solo.
El mismo Espíritu del Padre habitaría en él, guiándolo y fortaleciendo su fe, de la misma manera en que el Ajustador del Pensamiento guía a todos los seres humanos sinceros.
Un legado eterno
Con estas instrucciones, Micael estaba listo para iniciar su Autootorgamiento en Urantia. Demostraría el amor del Padre Universal y viviría la experiencia humana hasta su máxima expresión.
Este momento marcaría un antes y un después en la historia de Urantia y del Universo de Nebadon.
Con su Autootorgamiento final, Micael alcanzaría la soberanía plena de su dominio y dejaría una huella indeleble en la evolución espiritual de la humanidad.
4. La Encarnación — Hacer de Dos Uno

El momento más trascendental del Autootorgamiento de Micael de Nebadon había llegado.
El Hijo Creador del Universo se disponía a encarnarse en Urantia como un ser humano auténtico, viviendo bajo las mismas condiciones y limitaciones de cualquier mortal.
Este acontecimiento cambiaría la historia de Urantia y tendría repercusiones en todo Nebadon.
La unión de lo divino y lo humano en una sola existencia representaba la máxima expresión de la voluntad del Padre Universal en la Creación.
Dejar de ser consciente de su divinidad
Para que su experiencia fuera completamente genuina, Micael debía abandonar toda conciencia de su existencia prehumana.
A diferencia de otros Hijos del Paraíso que visitaban los mundos con pleno conocimiento de su identidad, Micael viviría su vida como cualquier otro ser humano, sin saber, al menos en sus primeros años, quién era realmente.
Desde el instante de su encarnación, su identidad como Hijo Creador quedó oculta incluso para Él mismo.
Su despertar a la verdad de su Ser ocurriría de manera gradual, a medida que experimentara la vida en Urantia y buscara al Padre en su interior.
Esta experiencia tenía un propósito doble:
– Garantizar que su vida fuera una demostración auténtica de fe y confianza en el Padre Universal.
– Revelar que la ascensión espiritual está abierta para toda la humanidad, sin necesidad de conocimiento especial o intervención divina.
Nacer como un ser humano real
Su encarnación no fue un espectáculo sobrenatural ni un evento glorioso a los ojos del mundo. Nació como un niño indefenso, en circunstancias modestas, bajo las mismas condiciones que cualquier ser humano.
No tuvo privilegios desde el nacimiento. Su desarrollo dependería enteramente de su entorno, su familia y las experiencias que enfrentaría en el transcurso de su vida.
La unión de lo humano y lo divino
A lo largo de su existencia, Cristo Micael experimentaría progresivamente la realidad de ser humano.
No recibiría una revelación repentina de su naturaleza celestial. Sería un niño que aprendería, un joven que maduraría y un hombre que buscaría la verdad.
Lo que haría único este proceso es que, en su interior, la divinidad y la humanidad se fundirían en una sola realidad.
Éste sería el ejemplo supremo de la unión entre Dios y el hombre, demostrando que la voluntad del Creador puede habitar en la vida de cualquier ser humano que busque sinceramente la verdad.
A medida que creciera, su mente y su alma desarrollarían una comprensión cada vez más profunda de su identidad, hasta alcanzar la revelación completa de su misión.
El ejemplo perfecto para la humanidad
Esta encarnación tenía un significado cósmico y se convertiría en la mayor inspiración para la humanidad.
Su vida demostraría:
– Cómo un ser humano puede alcanzar la plenitud espiritual.
– Que la verdadera grandeza se encuentra en la humildad y el servicio.
– Que la relación con el Padre Universal está al alcance de todos.
Micael de Nebadon se hizo hombre para elevar a la humanidad. Su experiencia en Urantia marcaría un antes y un después para este mundo y para todos los seres inteligentes de su Universo.
La más grande revelación del Padre Universal
Con su encarnación, Dios dejaría de ser un concepto abstracto y se convertiría en una realidad tangible para la humanidad.
En la vida de este hombre, los mortales de Urantia verían reflejado el carácter divino del Padre Universal como nunca antes.
Al mismo tiempo, su experiencia demostraría ante todos los seres celestiales lo que un ser humano es capaz de lograr cuando se entrega plenamente a la voluntad del Padre.
El comienzo de una nueva era
El Autootorgamiento en Urantia consolidó la soberanía de Micael sobre Nebadon, abriendo un nuevo camino espiritual para la humanidad.
Su llegada como un hombre entre los hombres sería el punto de partida de la mayor revelación que Urantia haya conocido.
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