En este documento se narra el estado de la población occidental, concretamente la mediterránea, en Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
El Libro de Urantia. Documento 121.
Autor: Comisión de 12 Seres Intermedios
El propósito de este post es ofrecer un resumen enriquecido del Documento 121 de El Libro de Urantia, titulado «Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael en Urantia».
En lugar de transcribir el contenido original, buscamos sintetizar sus ideas clave y presentarlas de manera clara y accesible, para que cualquier lector, sin necesidad de conocimientos previos, pueda comprender su profundidad y alcance.
Este documento marca el inicio de la cuarta parte de El Libro de Urantia, dedicada a la vida y enseñanzas de Jesús.
Su relato no se limita a los Evangelios tradicionales, sino que se basa en una revelación ampliada, proveniente de seres espirituales que fueron testigos directos de los hechos.
Nuestro objetivo es extraer y transmitir la riqueza de esta perspectiva con la mayor fidelidad posible, brindando un acceso comprensible a esta visión más extensa de la vida de Jesús.
A partir de esta introducción, nos adentramos en el testimonio del narrador, un Ser Intermedio que estuvo presente en aquellos tiempos y que nos ofrece un relato detallado de los acontecimientos que rodearon el Autootorgamiento de Micael en nuestro mundo.
Introducción: Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael en Urantia
El relato de la vida y enseñanzas de Jesús en El Libro de Urantia proviene de una fuente singular y privilegiada: un Ser Intermedio secundario que habitó la Tierra en tiempos de Jesús y fue asignado al apóstol Andrés.
Esta entidad forma parte de una comisión de doce miembros que, bajo la dirección de su orden y con el respaldo de un Melquisedek de registro, ha sido autorizada para revelar con fidelidad los acontecimientos de la vida de Jesús de Nazaret.
Su testimonio se basa en la observación directa de los hechos y en los escritos del propio Andrés, quien, consciente de que Jesús evitaba cuidadosamente dejar documentos escritos sobre su misión, mantuvo su relación en estricta reserva.
La misma actitud se replicó entre los demás apóstoles, lo que explica por qué la redacción de los Evangelios tardó en materializarse.
Esta introducción nos sitúa en un contexto de revelación privilegiada. La narración no es una simple recopilación de documentos históricos, sino el testimonio directo de seres que estuvieron presentes en aquellos tiempos.
A través de esta fuente extraordinaria, nos adentramos en una comprensión más profunda de la vida y obra de Jesús, desde una perspectiva que trasciende la tradición humana y nos introducimos en una visión cósmica de su misión en Urantia.
1. El Occidente en el Primer Siglo Después de Cristo
Lejos de ser un tiempo de decadencia espiritual, el mundo en el que nació Jesús atravesaba un período de intensa revitalización religiosa y filosófica.
Nunca antes, en toda la historia postadánica, ni después de aquel tiempo, hubo una época tan propicia para el Autootorgamiento de Micael en Urantia.
Las condiciones políticas, culturales y religiosas del Mediterráneo ofrecían un entorno ideal para la difusión de nuevas ideas y creencias.
La influencia de tres grandes pilares unificaba la civilización occidental en tiempos de Jesús:
1. El sistema político y social romano, que había consolidado un imperio con estabilidad y orden.
2. La cultura y el idioma griegos, ampliamente extendidos en Occidente y Oriente, facilitando la comunicación y la transmisión del conocimiento.
3. Las enseñanzas religiosas y morales judías, que, gracias a la diáspora, se expandían rápidamente y ofrecían un puente entre Oriente y Occidente.
El mundo mediterráneo, bajo dominio de Roma, disfrutaba de una era de relativa paz y de comercio activo.
Por primera vez en la historia, los caminos entre las grandes ciudades eran seguros y transitables, los mares estaban libres de piratería, y el comercio florecía como nunca antes lo había hecho.

La conectividad del imperio aplanó el camino para la futura propagación del mensaje de Jesús.
Sin embargo, esta prosperidad no alcanzaba a todos. Mientras la aristocracia vivía en el lujo, la mayoría de la población sufría pobreza y miseria, sin una clase media estable que equilibrara la sociedad.
A pesar de esta desigualdad, Palestina y Siria, bajo el dominio romano, experimentaban un período de estabilidad y crecimiento económico, facilitando los intercambios culturales entre Oriente y Occidente.
El escenario estaba preparado. El mundo de Jesús era un crisol de culturas y un punto de inflexión en la historia de Urantia.
2. El Pueblo Judío en Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
En el siglo I después de Cristo, los judíos formaban parte de la antiquísima raza semita, un grupo que incluía a babilonios, fenicios y cartagineses.
Sin embargo, en ese tiempo eran el pueblo semita más influyente, situados en un enclave geográfico estratégico que los convertía en un vínculo crucial entre Oriente y Occidente.
Palestina era el punto de conexión entre tres continentes y un paso obligado para comerciantes y ejércitos de las grandes potencias de la época, como Babilonia, Asiria, Egipto, Grecia, Partia y Roma.
Aunque Palestina era el centro de la cultura religiosa judía y cuna del cristianismo, la diáspora judía había llevado sus creencias a cada rincón del Imperio Romano y del territorio parto.
En todas las ciudades importantes existían sinagogas y comunidades organizadas, lo que permitió que el evangelio del Reino del Cielo encontrara sus primeros espacios de difusión en estos círculos.
La civilización mediterránea contaba con tres grandes pilares en su estructura:
1. Roma proporcionó el orden político y la infraestructura: sus carreteras y su administración unificaban el imperio.
2. Grecia aportó el idioma y la cultura, elementos fundamentales para la comunicación y el pensamiento filosófico.
3. Los judíos, con su extensa diáspora, establecieron una red de sinagogas y comunidades religiosas que sirvieron como los primeros centros para la difusión del nuevo evangelio.

Las sinagogas aceptaban dentro de su estructura a los llamados “temerosos de Dios”, gentiles que simpatizaban con la fe judía pero no se convertían formalmente.
Fue en este grupo donde Pablo logró reclutar a muchos de sus primeros seguidores del cristianismo.
El Centro Religioso de Jerusalén y el Monoteísmo Judío
Jerusalén era el corazón espiritual del pueblo judío, donde el templo centralizaba su culto.
Esta concentración religiosa permitió que su monoteísmo sobreviviera a las constantes invasiones y dominaciones extranjeras, consolidando la creencia en un Dios único para todas las naciones y Padre de todos los mortales.
Los judíos, aunque sometidos al dominio de Roma, conservaban cierto grado de autonomía política y recordaban con orgullo su resistencia bajo Judas Macabeo.
Esto alimentaba la esperanza en la llegada inminente de un Mesías libertador, aunque su expectativa era más política que espiritual.
Palestina y la Influencia de Herodes
El control semindependiente de Palestina se debía a la política exterior de Roma, que buscaba mantener abierta la ruta estratégica entre Siria y Egipto.
La fragmentación de los poderes regionales benefició la autonomía de los judíos por varias generaciones, aunque ellos atribuían esta independencia a su condición de “pueblo elegido” bajo la protección de Yahvé.
En los tiempos de Jesús, los judíos vivían en un estado de constante incertidumbre y sospecha, pues su tierra estaba gobernada por Herodes el Idumeo, un extranjero que se había asegurado el poder mediante su cercanía con los gobernantes romanos.
A pesar de que Herodes respetaba las tradiciones hebreas, también construyó templos dedicados a dioses paganos y fomentó la influencia helenística en la región.
Herodes impulsó importantes proyectos de infraestructura, como el puerto de Cesarea, lo que fortaleció el papel de Palestina como un epicentro del comercio y la conectividad cultural.
Tras su muerte en el 4 a.C., su hijo Herodes Antipas gobernó Galilea y Perea durante la juventud y el ministerio de Jesús.
Siguiendo la visión de su padre, reconstruyó varias ciudades y modernizó Galilea, que en esa época era más gentil que judía.
3. Entre los Gentiles
Aunque la sociedad del Imperio Romano no alcanzaba su punto más alto en términos de equidad o bienestar, el siglo I después de Cristo ofrecía condiciones de paz y estabilidad que favorecieron el Autootorgamiento de Micael.
En esta época, el mundo mediterráneo estaba claramente estratificado en cinco clases sociales:
1. La aristocracia: Compuesta por la élite gobernante, familias ricas y grupos privilegiados con poder político.
2. Los grandes comerciantes: Incluía a banqueros, exportadores, importadores y mercaderes de gran influencia económica.
3. La pequeña clase media: Un grupo minoritario pero de gran importancia moral y social.
Muchos de sus miembros fueron la base de la iglesia cristiana primitiva, ya que encontraron en el nuevo mensaje espiritual un incentivo para sostener sus oficios y negocios.

4. El proletariado libre: Ciudadanos sin recursos que, aunque valoraban su libertad, se encontraban en desventaja ante la abundante mano de obra esclava.
5. Los esclavos: Representaban la mitad de la población del imperio. Si bien algunos lograban comprar su libertad y ascender socialmente, la mayoría vivía en condiciones precarias, sometida al dominio absoluto de sus amos.
La esclavitud, lejos de ser una simple opresión económica, era una consecuencia directa de las conquistas militares romanas.
Muchos esclavos eran individuos brillantes que lograban ascender dentro del sistema, lo que llevó a que la iglesia cristiana primitiva no se opusiera directamente a esta práctica, sino que la tolerara en sus formas más moderadas.
Estructura Social y Mentalidad Colectiva en Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
A pesar de la desigualdad, el Imperio Romano del siglo I no experimentaba grandes conflictos sociales.
Las clases bajas aceptaban su destino y no albergaban un sentimiento de injusticia estructural. Aunque existían oportunidades de ascenso para los más talentosos, la mayoría de las personas se conformaba con la posición en la que había nacido.
El cristianismo no surgió como un movimiento económico ni buscó aliviar las diferencias de clase, sino que ofreció un mensaje espiritual que trascendía las estructuras sociales existentes.
El Rol de la Mujer en el Mundo Gentil

Comparada con la situación en Palestina, la mujer gozaba de mayor libertad dentro del Imperio Romano.
Sin embargo, la sociedad gentil no tenía la misma devoción familiar ni los valores afectivos que caracterizaban a los judíos.
En este escenario, con una sociedad jerárquica pero estable, el mensaje del evangelio encontró una estructura en la que podía crecer y difundirse , sin enfrentarse a revoluciones ni grandes resistencias sociales.
4. La Filosofía Gentil
Desde el punto de vista moral, los gentiles del siglo I dC no alcanzaban el nivel de disciplina religiosa de los judíos.
Sin embargo, en sus corazones existía un potencial de bondad y afecto humanos que permitió que el mensaje del cristianismo echara raíces y se expandiera con éxito.
En aquel tiempo, el pensamiento filosófico gentil estaba dominado por cuatro grandes corrientes, todas con raíces en el antiguo Platonismo griego:

1. La escuela epicúrea: Su doctrina giraba en torno a la búsqueda de la felicidad, aunque sus seguidores más serios no practicaban el hedonismo desenfrenado.
Enseñaba que el ser humano tenía cierto poder sobre su destino y no estaba sujeto a un fatalismo absoluto. Además, promovía la liberación del miedo basado en supersticiones y creencias ignorantes.
2. La escuela estoica : Adoptada por las clases altas, consideraba que el universo estaba regido por una Razón Suprema .
Creía que el alma del hombre era divina y estaba aprisionada en un cuerpo físico imperfecto. Para alcanzar la libertad, el hombre debía vivir en armonía con la naturaleza y con Dios, encontrando en la virtud su propia recompensa.
Aunque el estoicismo alcanzó un alto nivel moral, nunca se convirtió en una religión, ya que veía a la humanidad como parte de una Mente Universal, pero no como hijos de un Dios amante.
Pablo mostró influencias estoicas cuando escribió: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación”.
3. La escuela cínica : Inspirada en Diógenes de Atenas, aunque con raíces en enseñanzas más antiguas, el cinismo comenzó como una religión antes que como una filosofía.
Promovía la simplicidad, la virtud y el autosacrificio, ayudando a las personas a enfrentar la vida y la muerte con valentía.
Sus seguidores predicaban en plazas y mercados, con un estilo de enseñanza que luego sería similar al de Pablo y otros predicadores cristianos.
4. La escuela escéptica : Su postura radical afirmaba que toda certeza es imposible y que el conocimiento humano es falaz .
Esta visión puramente negativa nunca tuvo una gran aceptación ni logró influir en la vida cotidiana de la mayoría de las personas.
En resumen, Filosofía versus Religión: Un Vacío Espiritual
Aunque estas escuelas filosóficas ofrecían ideas éticas, elevadas y vigorosas, no lograban llenar el vacío espiritual de la gente común.
Eran sistemas de pensamiento accesibles solo para los fuertes y los intelectualmente preparados.
El cristianismo, en cambio, ofreció una experiencia personal y liberadora, capaz de alcanzar incluso a los más humildes y desfavorecidos.
5. Las Religiones Gentiles en Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
Hasta el siglo I después de Cristo, la religión había sido principalmente un fenómeno tribal o nacional, y rara vez una preocupación individual.
Los dioses representaban naciones y grupos étnicos, no una relación personal con lo divino. Por ello, las creencias antiguas no satisfacían las verdaderas necesidades espirituales del individuo.
En los tiempos de Jesús, las principales religiones del mundo occidental eran:
1. Los cultos paganos: Una combinación de mitología, patriotismo y tradiciones greco-romanas.
2. La adoración al emperador: El emperador era deificado como símbolo del Estado, lo que generó un fuerte conflicto con judíos y cristianos primitivos, quienes se negaban a rendir culto a un hombre.
3. La astrología: Originada en Babilonia, esta práctica evolucionó hasta convertirse en una religión, influenciando la vida cotidiana de muchas personas.
4. Las religiones de misterio: Provenientes del Oriente, estos cultos prometían salvación individual, atrayendo a las clases bajas del mundo grecorromano.
En su desesperación por una religión más personal, muchas personas abrazaron estas creencias esotéricas, lo que ayudó a preparar el camino para la difusión del cristianismo.
Las Religiones de Misterio: El Anhelo Espiritual del Hombre
Estos cultos marcaron la transición de las creencias nacionales a las religiones personales y compartían varias características:
– Un misterio central, generalmente vinculado a la vida, muerte y resurrección de una deidad (como en el mitraísmo, que coexistió con el cristianismo primitivo).
– Ausencia de barreras nacionales o raciales, lo que permitió la formación de fraternidades y comunidades religiosas diversas.
– Ceremonias de iniciación elaboradas y rituales espectaculares, que en algunos casos incluían prácticas extremas.
– Promesa de salvación personal, ofreciendo liberación del mal y una existencia más allá de la muerte en un reino de dicha.
Sin embargo, las enseñanzas de Jesús no deben confundirse con los misterios.
La popularidad de estos cultos reflejaba el profundo anhelo del hombre por una religión personal y moralmente significativa, una búsqueda que Jesús vino a satisfacer con su mensaje de filiación con Dios.
El Cristianismo y su Diferencia con los Cultos de Misterio
Pablo, al predicar a los gentiles, adaptó algunos elementos de los misterios para hacer el cristianismo más accesible. Sin embargo, la versión paulina del cristianismo era superior a estos cultos porque:
– Enseñaba una redención moral y ética, alejándose de los rituales mágicos.
– Ofrecía una solución real al sufrimiento humano, incluyendo la liberación del pecado y la promesa de la vida eterna.
– Se basaba en un hecho histórico: el Autootorgamiento de Micael como Hijo de Dios en Urantia, mientras que los misterios se apoyaban en mitos.
La Moral y la Religión en Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
Fuera de Palestina, la moralidad y la religión no siempre estaban conectadas. No se esperaba que los sacerdotes llevaran una vida ejemplar.
La tradición judía, seguida por las enseñanzas de Jesús y más tarde por el cristianismo, fue la primera en enfatizar la moral y la ética como elementos esenciales de la religión.
Jesús nació en una época dominada por filosofías incompletas y cultos confusos. Su mensaje, basado en una relación personal con Dios, ofreció a su generación el verdadero alimento espiritual que tanto buscaban.
6. La Religión Hebrea en Los Tiempos del Autootorgamiento de Cristo Micael
Hacia finales del siglo I a.C., el pensamiento religioso de Jerusalén había experimentado una notable transformación debido a la influencia cultural y filosófica griega.
La tensión entre las corrientes orientales y occidentales del judaísmo se resolvió a favor de la visión occidental, en la que predominaban elementos del helenismo.
En tiempos de Jesús, en Palestina se hablaban tres idiomas principales:
– Arameo, utilizado por la gente común.
– Hebreo, empleado por sacerdotes y rabinos.
– Griego, el idioma de las clases instruidas y las élites judías.
La traducción de las Escrituras hebreas al griego en Alejandría marcó un punto de inflexión, pues permitió que el judaísmo ejerciera una mayor influencia en el mundo occidental.
Más tarde, esta misma lengua sería utilizada por los primeros maestros cristianos, facilitando la propagación del mensaje de Jesús.
Filosofía y Judaísmo: La Influencia de Filón
A pesar de que el judaísmo helenizado no adoptó el epicureísmo, sí asimiló ideas del platonismo y del estoicismo.
Se interpretaron las Escrituras hebreas de forma alegórica, lo que permitió armonizar la teología judía con la filosofía aristotélica.
Sin embargo, esta fusión generó una gran confusión doctrinal, que solo pudo ser organizada y sistematizada por Filón de Alejandría.
Filón logró integrar las enseñanzas de la filosofía griega con la teología hebrea, estableciendo un sistema de pensamiento unificado que dominaba Palestina en tiempos de Jesús.
Más tarde, Pablo aprovecharía esta base para desarrollar su versión más avanzada del cristianismo.
Desde Moisés, ningún maestro había tenido tanta influencia en el pensamiento ético y religioso del mundo occidental como Filón.
En la historia de la evolución espiritual de la humanidad, destacan siete grandes maestros que lograron sintetizar y elevar las enseñanzas de sus épocas: Sethard, Moisés, Zoroastro, Lao-Tse, Buda, Filón y Pablo.
Pablo y la Doctrina Cristiana
Pablo reconoció muchas de las contradicciones en las enseñanzas de Filón y eliminó algunas de ellas en su teología cristiana.
Gracias a la labor de Filón, Pablo pudo consolidar el concepto de la Trinidad del Paraíso, que había estado latente en la teología judía.
Sin embargo, Pablo no trascendió en un punto clave: la doctrina de la expiación.
Mientras Filón rechazaba la idea de obtener el perdón mediante el derramamiento de sangre, Pablo incorporó elementos del mitraísmo, desarrollando su teoría del pecado original y la redención a través del sacrificio de Cristo, conceptos que no provenían ni del judaísmo ni de las enseñanzas de Jesús.
El Evangelio de Juan, el último relato sobre la vida de Jesús, fue escrito desde una perspectiva más occidental y reflejaba la influencia de los cristianos alejandrinos, quienes también habían sido discípulos de Filón.
Jerusalén, el Corazón del Judaísmo
Alrededor de los tiempos de Cristo, en Alejandría se desató una ola de persecución contra los judíos, lo que llevó a su expulsión de Roma.
Sin embargo, esta represión no duró mucho, y el gobierno imperial restauró sus derechos.
A pesar de la diáspora judía, Jerusalén seguía siendo el centro espiritual del judaísmo. Sin importar en qué parte del mundo estuvieran, los judíos mantenían su devoción al templo sagrado y esperaban la llegada del Mesías.
Cada año, hasta dos millones y medio de judíos dispersos viajaban a Jerusalén para celebrar sus festivales religiosos nacionales, reafirmando su identidad y unidad espiritual.

7. Los Judíos y los Gentiles en Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
En los tiempos de Jesús, los judíos tenían una visión muy arraigada sobre su origen, historia y destino.
Se consideraban un pueblo separado del resto del mundo y mantenían una estricta barrera entre ellos y los gentiles, a quienes veían con desprecio.
Su concepto de rectitud moral estaba basado en el orgullo de su linaje y en una rigurosa observancia de la Ley, que consideraban definitiva e inmutable.
Sin embargo, Jesús predicaba la fraternidad espiritual, lo que entraba en conflicto con la mentalidad judía tradicional.
Sus enseñanzas sobre la igualdad ante Dios y la benevolencia hacia todos los pueblos eran inaceptables para quienes veían a Yavé como un Dios exclusivo de Israel.
La idea de compartir su fe con los gentiles resultaba impensable, al igual que la posibilidad de que un hombre que desafiaba las tradiciones pudiera ser el Hijo de Dios.
El Legalismo Judío y el Rechazo de Jesús
El pueblo judío estaba sometido no solo a la ley de Moisés, sino también a un complejo sistema de tradiciones impuestas por los escribas, fariseos y sacerdotes.
Esta esclavitud ritualista y legalista abarcaba todos los aspectos de la vida, y cualquier intento de desafiarla era visto como una herejía.
En el siglo I después de Cristo, la interpretación oral de la Ley tenía más autoridad que la ley escrita, lo que permitía que los líderes religiosos manipularan a las masas y predispusieran a la gente contra cualquier nueva enseñanza.
Esta rigidez impidió que los judíos cumplieran su destino de ser los mensajeros del evangelio.
No pudieron romper las cadenas de la tradición, por lo que la evolución religiosa se desplazó hacia Occidente, donde encontró un terreno más fértil.
El Cristianismo: Una Síntesis de Influencias
Ante la resistencia del judaísmo, una nueva comunidad fue llamada a llevar adelante el mensaje de Jesús.
El cristianismo se convirtió en un sistema de pensamiento que integraba:
– La moralidad judía, con su sentido de justicia y rectitud.
– El pensamiento filosófico griego, con sus ideas sobre la vida eterna.
– El concepto romano de la ley y el orden, proporcionando estructura y expansión al movimiento.
– El evangelio de la santidad de la personalidad y la libertad espiritual, formulado por Pablo a partir de las enseñanzas de Jesús.
El cristianismo paulino incorporó elementos de diversas tradiciones:
1. El pensamiento filosófico griego, que aportó conceptos sobre la inmortalidad del alma.
2. Las creencias de los cultos de misterio, como el mitraísmo, que influyeron en la doctrina de la redención y la expiación por el sacrificio de Cristo.
3. La solidez moral del judaísmo, que ofrecía un código ético estructurado.
Un Mundo de Creencias Primitivas durante Los Tiempos del Autootorgamiento de Micael
En la época de Jesús, tanto judíos como gentiles tenían una visión rudimentaria del mundo. La geografía, la astronomía y la medicina eran poco comprendidas.
La gente creía en espíritus que habitaban no solo en los seres humanos, sino también en objetos como rocas y árboles. Una era de supersticiones, donde los milagros eran considerados eventos cotidianos.
En este contexto, las enseñanzas de Jesús representaban un avance radical, ofreciendo una nueva comprensión de la divinidad y la espiritualidad.
Sin embargo, su mensaje fue recibido con escepticismo tanto por los judíos aferrados a la tradición como por los gentiles atrapados en sus creencias místicas.
8. Los Escritos Previos
En la elaboración de este relato sobre la vida de Jesús, los seres intermedios han utilizado y coordinado diversos escritos existentes en Urantia.
Aunque han tenido acceso a documentos perdidos, como los escritos del apóstol Andrés y al testimonio de una vasta hueste de seres celestiales que estuvieron presentes durante el Autootorgamiento de Micael, también han recurrido a los evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan.

A. El Evangelio de Marcos:
– Fue el primero en escribirse, basado en la enseñanza de Simón Pedro y dirigido a la iglesia en Roma.
– Juan Marcos, un joven testigo de algunos eventos, escribió este evangelio por insistencia de Pedro y en respuesta a la necesidad de un relato escrito.
– Se completó en el año 68 d.C., pero sufrió modificaciones con el tiempo. Su versión original se perdió en parte, y fragmentos fueron añadidos posteriormente.
B. El Evangelio de Mateo:
– No fue escrito por el apóstol Mateo, sino por su discípulo Isador, quien lo redactó en griego basándose en notas de Mateo en arameo.
– Su enfoque estaba dirigido a los cristianos judíos, buscando demostrar que Jesús cumplía las profecías hebreas.
– El último ejemplar de los escritos originales de Mateo fue destruido en un incendio en el año 416 d.C.
C. El Evangelio de Lucas:
– Fue escrito por Lucas, un médico gentil convertido por Pablo, quien recopiló información de diversos testigos.
– Describe a Jesús como el amigo de los publicanos y los pecadores.
– Se completó en el año 82 d.C. y estaba pensado como el primero de una serie de tres libros. Lucas murió en el año 90 d.C. sin terminar la tercera obra.
D. El Evangelio de Juan:
– Relata la actividad de Jesús en Judea y Jerusalén, en gran parte omitida en los otros evangelios.
– No fue escrito por Juan, sino por su discípulo Natán, quien lo redactó en el año 101 d.C. bajo la supervisión del apóstol.
– La primera epístola de Juan fue escrita por él mismo como aclaración del evangelio.
El Impacto de Estos Escritos
Cada autor intentó describir a Jesús de la manera más fiel posible, aunque su visión fue influenciada por la teología paulina que se desarrolló posteriormente.
A pesar de sus imperfecciones y modificaciones, estos relatos han influido en el curso de la historia de Urantia durante casi dos mil años.
Reconocimiento: La Fuente de Esta Narración
El narrador de este relato, un Ser Intermedio secundario, explica el proceso mediante el cual ha reconstruido las enseñanzas y circunstancias de la vida de Jesús de Nazaret.
Para lograrlo, ha recurrido a todos los archivos y fuentes de información disponibles en Urantia, seleccionando cuidadosamente los elementos más adecuados para proporcionar un relato iluminador para la generación actual y todas las futuras.
Siempre que fue posible, el narrador utilizó fuentes humanas, ya que los conceptos originados en la mente humana resultan más comprensibles y útiles para otras mentes humanas.
Solo cuando estos registros resultaron insuficientes, acudió a la memoria de los Seres Intermedios que estuvieron presentes en los tiempos de Jesús.
Y en los casos donde esta fuente también era inadecuada, recurrió sin titubeos a los archivos superplanetarios de información.
El Método de Compilación
Los memorizados reunidos para esta narración incluyen:
– La memoria de los escritos del apóstol Andrés.
– Enseñanzas y conceptos recopilados por más de dos mil seres humanos, desde los tiempos de Jesús hasta la redacción de estas revelaciones.
– Información extraída de archivos humanos, siempre priorizados sobre cualquier fuente extrahumana.
El narrador destaca que su misión no ha sido actuar como creador de este relato, sino como recopilador y corrector.
Su objetivo ha sido construir el retrato más auténtico de la vida y enseñanzas de Jesús, utilizando una fraseología clara, provechosa y universalmente esclarecedora.
Finalmente, en nombre de la Fraternidad de los Seres Intermedios Unidos de Urantia, expresa su gratitud a todas las fuentes y archivos de hechos y conceptos utilizados en la elaboración de este relato, que busca presentar la vida de Jesús con la mayor fidelidad posible.
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