El Amor Incondicional: La Sustancia Etérea de la Creación

Escuchar este post. Elige la velocidad adecuada

Si investigamos en cualquier red social, vídeos, posts, libros, etc., a menudo, por no decir siempre, encontramos definiciones y desarrollos acerca del amor incondicional como algo que se entrega altruistamente y haciendo caso omiso de todo condicionamiento.

Maestros, maestras, sabios y sabias, expertos y expertas, aseguran y divulgan que el amor incondicional es todo eso y que, además, empieza por uno mismo y cosas parecidas.

El Amor Incondicional: Más Allá de lo Humano y de Toda Definición

De esta manera, cuando hablamos de amor incondicional, nos enfrentamos a un concepto que ha sido y es interpretado y redefinido a lo largo de la historia humana, incluyendo la actualidad, en diversas corrientes filosóficas, religiosas y espirituales.

Sin embargo, a menudo estas definiciones terminan reduciendo el concepto a algo que encaja dentro de los límites de la experiencia humana, lo cual distorsiona su verdadera naturaleza.

¿Por qué digo esto? Por las razones que siguen a continuación y que siento fervientemente como verdaderas.

1. Un Concepto Incognoscible

El amor incondicional en su esencia es incognoscible porque se trata de una fuerza que trasciende la comprensión limitada de la mente humana.

Está fuera del marco de referencia de nuestras emociones, pensamientos y percepciones, por tanto es absoluto.

Su infinitud hace imposible que sea captado, descrito o vivido completamente en nuestra existencia material por lo siguiente:

A. La Limitación del Intelecto Humano: Todo lo que conocemos está basado en experiencias, relaciones y formas que son pasajeras y sujetas a la dualidad.

El amor que conocemos en este plano, aunque profundo, está condicionado por el tiempo, las circunstancias y las expectativas, incluso cuando se percibe como altruista.

B. El amor incondicional, por otro lado, no se rige por los parámetros de lo conocido, ya que es la fuerza que lo engloba todo, es el principio sustentador del universo y, por tanto, no está limitado a las experiencias humanas.

2. La Inefabilidad del Amor Incondicional: Un Concepto Inexpresable

Dada la naturaleza absoluta del amor incondicional, no puede ser expresado con palabras ni completamente comprendido.

En términos esotéricos y místicos, este tipo de amor, de hecho el único real y perfecto, pertenece al plano de lo inefable—aquello que no puede ser verbalizado ni reducido a conceptos mentales.

El Misterio Absoluto: Este amor es un misterio, porque trasciende las emociones y los deseos que definen las relaciones humanas.

Los místicos de diversas tradiciones han señalado que Dios o la Fuente es amor en su forma más pura, pero este amor no se asemeja al amor que conocemos; es una fuerza universal que simplemente es, sin depender de nada ni estar condicionada por ningún factor.

3. El Amor Incondicional No Tiene Relación con el Amor Humano

Como decía al principio, el error común que se comete al definir el amor incondicional es que se tiende a compararlo con el amor humano altruista, es decir, con ese amor que no espera nada a cambio y que se ofrece desinteresadamente.

Sin embargo, aunque noble en su forma, este tipo de amor aún está ligado a los conceptos de relaciones interpersonales y emociones humanas, como la compasión, la bondad y el sacrificio.

Trascendencia de las emociones. El universo no funciona con emociones, sino con amor incondicional

Esto es lo que precisamente lo hace incognoscible e inefable, la trascendencia del concepto más allá de lo que nosotros somos capaces de sentir, aun cuando tengamos la sensación de que sentimos algo muy pura e intensamente.

Va Más allá de las Emociones:

El amor que experimentamos en este plano humano, por elevado que sea, está vinculado a emociones, deseos y a la dualidad: dar y recibir, amar y ser amado, amor y desamor.

El amor incondicional no entra en este juego dual ni es polar en ningún sentido, ya que está más allá de las emociones.

Es un estado del ser, no una emoción que se sienta. Es lo que sostiene al universo mismo, más allá de las experiencias de apego, deseo o sacrificio.

Está Más Allá de la Dualidad:

El amor incondicional no está sujeto a ninguna forma de reciprocidad, ni siquiera la más altruista.

No depende de ninguna interacción ni de ninguna respuesta, ya que simplemente es la sustancia fundamental que subyace en toda la creación.

En otras palabras, es un amor que no «se da» ni «se recibe», sino que existe como parte del entramado del ser.

4. El Amor Incondicional como la Realidad Última

Si convenimos en que el amor incondicional es la esencia de todo lo creado, entonces estamos hablando de una realidad última que sostiene y mueve el cosmos entero.

Esto lo convierte en una fuerza que está presente en todos los niveles de la existencia y la correspondencia aunque inalcanzable en su totalidad para la conciencia humana.

El Éter de la Creación:

Desde una perspectiva esotérica, el amor incondicional podría compararse, por aproximarse imaginativamente a algo con qué compararlo, con el éter, esa sustancia invisible y omnipresente que permea el universo, y sobre la cual todo lo demás se mueve y se organiza.

Es el sustrato esencial que permite la vida, la creación y la existencia misma. Así como el éter es imperceptible, el amor incondicional también lo es.

Por tanto, no puede ser percibido ni analizado desde la perspectiva limitada del ego y la mente racional.

El Misterio en el Corazón de Todo:

Este amor incondicional es la fuerza divina que impulsa la evolución de las almas y del universo. Es lo que impulsa el movimiento de la vida hacia una mayor realización espiritual, pero su naturaleza está tan profundamente ligada a lo infinito y eterno que jamás puede ser completamente comprendida o experimentada desde la perspectiva de los planos materiales.

Así como el agua es la esencia del mar, el amor incondicional es la esencia emanada de El Todo, es la expresión de Dios mismo, es la herramienta con la que trabaja El Padre Universal. Desde esa esencia crea y mantiene lo creado hasta que todo vuelva a Él.

No sé por qué sé esto, pero sé que lo sé. Llegaremos a conocerlo cuando de nuevo seamos Dios en Dios. Falta un poco aún.

La Muerte: La Última Manifestación del Amor Incondicional en la materia, en el Camino Hacia la Gloria Divina

La muerte, lejos de ser un final, es una expresión pura de amor incondicional. Sin imponer condiciones, libera el alma de sus limitaciones terrenales, abriendo el camino hacia la Gloria divina.

Tras la muerte material no hay juicio. No hay premio ni castigo. Solo hay amor en la carrera ascendente hacia el Padre.

En este acto sagrado, la muerte se convierte en una puerta que nos conduce a los reinos espirituales más elevados, donde el amor infinito del Padre Universal nos recibe.

Es un recordatorio de que, en el diseño divino, incluso el paso de la vida material a la vida espiritual está lleno de gracia y compasión, guiándonos hacia la plenitud de nuestra existencia en unión con lo divino.


Pero y después de abandonar por fin la materia.. ¿Cómo sigue el tema del amor incondicional?

El Libro de Urantia: El Amor Incondicional es Una Realización que Nos Aguarda en la Presencia de Dios

En el contexto de la revelación del Libro de Urantia, la carrera ascensional del alma comienza tras dejar este plano material. De hecho, creo que comienza aquí en la materia.

Desde ese momento, el alma se embarca en un largo y glorioso camino hacia el Paraíso, donde el Padre Universal reside en la perfección absoluta.

Este viaje está marcado por niveles sucesivos de crecimiento espiritual y acercamiento a la realidad divina.

1. Una Experiencia que Nos Espera Cerca del Padre Universal

A lo largo de esta carrera, que abarca numerosas esferas y moradas, las almas se van purificando y elevando.

Conforme nos acercamos a la Fuente de toda vida y amor, el Padre Universal, llegamos a experimentar y comprender de manera progresiva lo que en este plano nos resulta imposible: el amor incondicional en su plenitud.

El Conocimiento y la Comprensión Plena del Amor:

En este viaje ascensional, los seres creados ascendentes van absorbiendo y reflejando progresivamente más de la naturaleza divina.

Dios es amor, y, por tanto, es lógico que cuanto más nos acercamos a Él, más profundamente sentimos y comprendemos ese amor incondicional.

Será en las esferas finales de este ascenso, ya cerca del Paraíso, donde conoceremos plenamente el amor en su forma más pura, tal como lo vive el Padre Universal.

La Carrera Ascendente y la Experiencia del Amor:

Durante nuestro tiempo en los mundos materiales, el amor que conocemos, aunque puede ser profundo, siempre está teñido por la imperfección y las limitaciones humanas.

Sin embargo, en los niveles superiores de existencia, más allá de las primeras esferas, comenzamos a vislumbrar el amor en su estado puro, un amor que está libre de apegos, expectativas o condiciones. Este amor es la esencia de Dios.

2. El Destino de Comprender el Amor en el Umbral del Paraíso

A medida que ascendemos, la experiencia del amor se amplía. Este amor, que es inefable e incognoscible en el plano humano, se convierte en algo tangible y comprensible para los seres que se acercan al Padre Universal.

En las últimas etapas de la carrera ascensional, ya en las cercanías del Paraíso, los seres espirituales empiezan a experimentar plenamente ese amor que no tiene límites ni condiciones. Si no es así exactamente, poco debe faltarle, intuyo.

El Amor como una Revelación Final y el Destino de la Ascensión:

Cerca de Dios, comenzamos a experimentar la verdadera naturaleza del amor incondicional, no como un concepto abstracto, sino como una realidad viviente.

Será en ese momento, ya cerca del Padre Universal, donde las almas podrán sentir y comprender el amor tal como lo vive y lo expresa Dios.

Será entonces cuando el velo de la incomprensión se levantará, y el misterio del amor incondicional se revelará por completo.

Será allí, en el Paraíso, donde este amor se manifestará en todo su esplendor y será parte de nuestra realidad consciente.

Al final de la carrera ascensional, ya en la presencia de Dios, comprenderemos lo que en la Tierra solo podemos intuir: que el amor incondicional es la esencia misma del Creador y que todo lo creado está sostenido por este amor.


COMENTA


Deja un comentario