Dar las gracias: un reconocimiento de estar en el Todo y un signo de consciencia

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Dar las gracias como signo de consciencia

Dar las gracias a Dios incondicionalmente es un signo de evidente evolución

La importancia de este acto es mucho más profunda que el agradecimiento en sí mismo. El agradecimiento es sustancialmente bueno, pero normalmente está basado en la emoción positiva que causan las cosas buenas acontecidas.

En cambio, dar gracias a Dios por todo lo que pasa durante cada día de nuestra vida es esencialmente ser consciente de que todo tiene un por qué y un para qué aun cuando los acontecimientos sean aparentemente malos.

De hecho no existe nada malo, sino polos opuestos de una misma cosa.

Por qué Dar las gracias a Dios por todo lo que nos sucede cada día es un signo de consciencia.

Porque nos conduce a la total aceptación. La aceptación conduce a la paz interior y ésta a la evolución espiritual. Dar las gracias a Dios es integrar la verdad de que estamos experimentando en la materia según la creación mental del Todo para conocer cómo expresarse.

Es difícil sentir agradecimiento si algo no se ajusta a nuestras pretensiones o necesidades o simplemente daña nuestro cuerpo, interese o emociones. Lo sé. Lo sé bien.

Desde la consciencia mínima esta dificultad desaparece como consecuencia del conocimiento del Yo. Saber quien es uno o una viste tanto la mente conciencial que automáticamente se genera aceptación, reconocimiento de que lo «malo» no existe y un irrefrenable deseo de dar las gracias a Dios por todo ello.

Agradecer a Dios produce más de «lo bueno» y menos de «lo malo»

Con esto me refiero a que, según mi propia experiencia, el dar las gracias genera una emoción de humildad vestida de connivencia con el Todo, que seguramente le llega a alguien por ahí arriba o abajo o no sé donde que la tiene en cuenta.

La tiene tanto en cuenta que lo bueno se convierte en dos veces bueno (por decir una cantidad) y lo malo, intuyo que por la propia aceptación de ello y la integración inconsciente, casi que deja de suceder porque el Todo y su tropa aprietan pero no ahogan. Y si se logra trascender lo malo, ya es una fiesta lo que se produce.

Pero fijémonos en que dar las gracias desde cualquier sitio que no sea el corazón, que entiende mucho de esto, no genera ninguna emoción. Importante.

Creo que vendría a ser como rezar letanías de carretilla, lo cual ni frio ni calor.

El poder del agradecimiento sincero

Aun cuando el agradecimiento se verbaliza por pura calidad educacional, una maravilla por cierto, intrínsecamente produce bienestar en la persona que lo recibe. Egoicamente o no, ésta contesta instantáneamente «de nada» porque por un segundo se siente feliz.

Si el agradecimiento se siente, el efecto que causa es mucho más intenso, más evidente, más productivo. Éste es el caso de alguien a quien otro alguien le presta la ayuda justa que en ese justo momento necesita. Se lo comería a besos, desea intensamente el bien en el dador, lo proclama con una abierta y sincera sonrisa de felicidad.

Pues cuando ese modo de dar las gracias a Dios se practica en el Todo -es decir, sentado comiendo o en el baño o en tu cama cuando te estiras por la noche- pasa lo mismo pero de manera inefable, multiplicado por no sé cuantas veces y con un efecto reparador y elevador tremendo. Es algo mágico, así como lo son los resultados desprendidos de tal emoción.

Dar las gracias es un sigo de consciencia, una mínima acción para evolucionar

En el transcurso de nuestra vida vamos andando el camino desde el principio del despertar hasta el traspaso al otro lado, que diría un erudito en la materia.

En mi humilde opinión, el dar las gracias con conocimiento de caua y sin condiciones es una acción que, como mínimo, debemos llevar a cabo todas las veces que nos venga de gusto. En ocasiones le digo al Todo: «.. y disculpa por darte tantas veces las gracias, pero es que no puedo evitarlo«. Sé que me entiende y tal vez se ría ante mi ignorancia. Pero a mi me mola darlas.

De este modo, tal y como empezaba esta entrada, creo que dar las gracias al Todo es una «herramienta» que inconscientemente te da consciencia y te empuja día a día, momento a momento, en tu evolución con el valor añadido del revoloteo de mariposas que se produce en el estómago con todo esto.

Hágase Tu Voluntad en mi como se hace en el Todo y gracias por todo lo que me das

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